EL MARAVILLOSO MUNDO AZTECA
Año 9, No.94, Enero-Febrero 2005
Cuando incursionamos por la senda de la historia de México,
nos encontramos el mundo maravilloso del Magno Imperio Azteca, ese gran
universo de la riqueza mexicana, de ese pasaje histórico que nos obliga a
formularnos un sinnúmero de preguntas, al igual, como ha ocurrido con un varios
escritores e investigadores de renombre mundial, quienes han conocido ese bello
pasaje de nuestros antiguos mexicanos.
Entre la gran variedad de comentarios
históricos relacionados al Magno Imperio Azteca surgen las preguntas al ver
pequeños datos que contradicen el texto y que difícilmente encontramos una
respuesta lógica, como fue lo relacionado a su tecnología y ciencia. En este
caso, sus vestuarios, obras y economía.
En estelas de piedra, así como libros o
códices, se puede apreciar los diversos trajes de lujo o sencillos que usaron
nuestros antiguos mexicanos, modelos que posteriormente fueron puestos de moda
en diferentes sociedades del mundo; en nuestra revista número 69 del año 2001,
en páginas interiores, exhibimos un traje europeo del siglo XVI, después de la
invasión a México que es idéntico a un traje Maya.
Hoy, en este presente número,
continuando con esta investigación histórica, presentamos tres cuadros de una
colección de 20 dibujos realizados en tablillas de madera, del pintor mexicano
Miguel González, dibujadas en el año 1698, en los cuales, presenta tres escenas
históricas de principios de la invasión europea al Magno Imperio Azteca.
En el primer cuadro, denominado «comida
ofrecida por Hernán Cortés a los embajadores del Señor Moctezuma», en esta
pintura, bastante significativa, se aprecia al capitán europeo en un ameno
coloquio o charla con los embajadores mexicanos, en tanto sirvientes europeos
sirven la mesa. Alrededor de ellos se encuentran guerreros de diversos bandos.
Comida ofrecida por Hernán Cortés a los embajadores del Señor Moctezuma |
En este mismo cuadro, el pintor deja
entrever la diplomática presentación de los embajadores Aztecas, así como su
elegante vestuario, rematado con una fina capa y del buen arreglo de sus
cabelleras y barba, cabellera adornada por una diadema a manera de corona; pero
lo más significativo de este cuadro, es la no presencia de intérpretes.
En el segundo cuadro, denominado «El
Señor Moctezuma y su pueblo», el pintor remarca el aprecio y respeto que el
pueblo tenía hacia su príncipe o emperador, asimismo podemos ver los elegantes
vestuarios de la gente común, de nuestros antiguos mexicanos, en los cuales,
resalta el uso común de la bota ajustada, de las vistosas capas con delicados
estampados
.
Entre la gente se aprecian diferentes
adornos en sus cabezas, que van desde las anchas diademas con varios picos,
hasta gorros altos de diversos colores, pero no dibujó ningún penacho, ni a
ninguna persona vestida con un simple taparrabo o semidesnudo, como los dibujos
de hoy que tanto caracterizan, supuestamente, a nuestros antiguos mexicanos.
En su tercera pintura, Miguel González,
escenifica «la visita de los europeos al Palacio Imperial del Señor Moctezuma»,
podemos ver, al fondo, sobre la pared una serie de pinturas en donde están, en
cuerpo entero, los anteriores emperadores de México, a la derecha del cuadro,
está colocadas dos sillas de madera fina y acojinadas, en lo alto un escudo con
un águila real con las alas extendidas y de frente, con gesto imperial.
El Señor Moctezuma y su Pueblo |
En la pintura se aprecia la
manifestación de asombro que reflejan varios de los europeos ante la
majestuosidad y lujo del edificio imperial, durante su ascenso por una de las
escaleras de la recia construcción. Asimismo se puede apreciar el elegante
vestuario mexicano y la cordialidad y respeto de ambos grupos.
Estas significativas pinturas, nos
recuerdan un pasaje histórico escrito por Bernal Díaz del Castillo, en donde
dice que cuando entraron a la ciudad de México Tenochtitlan, estaba el Señor
Moctezuma esperándolos, acompañados de sus intérpretes.
Entre otras maravillas y contradicciones
de nuestro México y resaltada por los europeos, fue durante su viaje por la
calzada de Iztapalapa, en donde, Hernán Cortés y sus consejeros, admirados ante
la recia construcción de dicha avenida, calcularon, que de acuerdo a la
tecnología europea, esta obra de 9 kilómetros de longitud, 7 metros de ancho y
5 metros de altura, se llevaría cuatro millones de días hombre para
realizarla.
Es decir que los Aztecas para construir
las cinco principales calzadas de la Gran Ciudad de México Tenochtitlan,
tuvieron que realizarla en 25 millones de días hombre, lo cual significaría un
tiempo de más de 5 mil años, aproximadamente.
Esto es totalmente contradictorio, pues
según nuestra historia oficial, la ciudad de México fue construida
supuestamente en 300 años antes de la invasión europea. Entonces, esto
significaría que nuestros antiguos mexicanos contaban con una alta tecnología
que les permitió realizar las calzadas en un breve tiempo, así como sus
maravillosos palacios y templos.
Si gustas conocer mas sobre el tema puedes ponerte en contacto con la CASA EDITORIAL GEFAO
No hay comentarios:
Publicar un comentario